Un sólido sermón paulino
Exposición 44
HECHOS 13:16-41 (LBLA)
“Pablo se levantó, y haciendo señal
con la mano, dijo: Hombres de Israel, y vosotros que teméis a Dios, escuchad:
[17] El Dios de este pueblo de Israel, escogió a nuestros padres y engrandeció
al pueblo durante su estancia en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los
sacó de ella. [18] Y por un período como de cuarenta años los soportó en el
desierto. [19] Después de destruir siete naciones en la tierra de Canaán,
repartió sus tierras en herencia; todo esto duró como cuatrocientos cincuenta
años. [20] Y después de esto, les dio jueces hasta el profeta Samuel. [21]
Entonces ellos pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la
tribu de Benjamín, durante cuarenta años. [22] Después de quitarlo, les levantó
por rey a David, del cual Dios también testificó y dijo: "He hallado a
David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón, que hará toda mi
voluntad." [23] De la descendencia de éste, conforme a la promesa, Dios ha
dado a Israel un Salvador, Jesús, [24] después de que Juan predicó, antes de su
venida, un bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. [25] Cuando
Juan estaba a punto de terminar su carrera, decía: "¿Quién pensáis que soy
yo? Yo no soy el Cristo; mas he aquí, viene tras mí uno de quien yo no soy
digno de desatar las sandalias de sus pies." [26] Hermanos, hijos del
linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a nosotros nos es
enviada la palabra de esta salvación. [27] Pues los que habitan en Jerusalén y
sus gobernantes, sin reconocerle a Él ni las palabras de los profetas que se
leen todos los días de reposo, cumplieron estas escrituras, condenándole. [28]
Y aunque no hallaron causa para darle muerte, pidieron a Pilato que le hiciera
matar. [29] Y cuando habían cumplido todo lo que estaba escrito acerca de Él,
le bajaron de la cruz y le pusieron en un sepulcro. [30] Pero Dios le levantó
de entre los muertos; [31] y por muchos días se apareció a los que habían
subido con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el
pueblo. [32] Y nosotros os anunciamos la buena nueva de que la promesa hecha a
los padres, [33] Dios la ha cumplido a nuestros hijos al resucitar a Jesús,
como también está escrito en el salmo segundo: Hijo mío eres tú; yo te he
engendrado hoy. [34] Y en cuanto a que le resucitó de entre los muertos para
nunca más volver a corrupción, Dios ha hablado de esta manera: Os daré las
santas y fieles misericordias prometidas a David. [35] Por tanto dice también
en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. [36] Porque David,
después de haber servido el propósito de Dios en su propia generación, durmió,
y fue sepultado con sus padres, y vio corrupción. [37] Pero aquel a quien Dios
resucitó no vio corrupción. [38] Por tanto, hermanos, sabed que por medio de El
os es anunciado el perdón de los pecados; [39] y que de todas las cosas de que
no pudisteis ser justificados por la ley de Moisés, por medio de El, todo aquel
que cree es justificado. [40] Tened, pues, cuidado de que no venga sobre
vosotros aquello de que se habla en los profetas: [41] Mirad, burladores,
maravillaos y pereced; porque yo hago una obra en vuestros días, una obra que
nunca creeríais aunque alguno os la describiera”.
Después de este
disgusto los misioneros continuaron su viaje hasta Antioquia de Pisidia, no
Antioquia de Siria, desde donde ellos habían salido. En ese nuevo lugar el apóstol
predicó en una sinagoga judía, a petición los principales, "una palabra de
exhortación" o "una palabra de ánimo". No necesariamente de
reprensión.
1.- El sermón de
Pablo consiste en un recordatorio de la historia sagrada, no para probar su
conocimiento de ella sino para exhortar a sus hermanos judíos a creer en
Cristo. Si tomas el sermón como un todo verás que, según Pablo, la historia del
pueblo judío culmina en la resurrección de Jesús (vv. 35-37) "no
permitirás que tu santo vea corrupción... más aquel a quien Dios levantó no vio
corrupción".
Esa es la
culminación de su sermón y como él lo entiende, de la sagrada historia judía,
de la ley y los profetas. Les está pidiendo que relean la historia desde los
acontecimientos que él sabe, y por su ejemplo exegético les muestra que la
mejor forma de leerla es al revés, desde la resurrección de Jesús, su
muerte, sus hechos aprobados por Dios, su nacimiento y si pueden, su origen
celestial. Eso no es lo que Israel quiso ni quiere, que la primera letra de su
alefato es Jesús y la última, “el primero y el último” (en griego: alfa y
omega. El salmo 119 es un elogio acróstico a la Palabra, el Verbo de Dios:
Jesús). Israel debía aprender que todo un pueblo culminaba en un hombre, que no
se apropiaba de su historia sagrada, sino que era la sombra de él.
Pero aún a su
mismo Mesías debían leerlo al revés, de la resurrección a la cruz y
desde ahí hacia su nacimiento. Debían comenzar a indagar los sucesos en torno
al sepulcro vacío y las apariciones desde ultratumba; todos sus porqués para
dirigirse desde el testimonio de la iglesia a la historia de Israel. La iglesia
cristiana no sustituía a Israel, pero era su luz principal donde su Ley, profecías
e historia desemboca en esa Persona nazarena.
Yo propondría
que aun la Biblia se leyera de ese modo. Primero el evangelio de Juan, después
los sinópticos, el libro de los Hechos, todo el AT y después el resto del NT.
Es una forma, pero buena. El último de todos Apocalipsis. Este orden, más o
menos, tiene sus ventajas. Una de ellas es el descubrimiento de salvación de la
Biblia y el uso de una exégesis útil en todas las sombras y simbolismos
que se hallen. Alumbrar con Jesús todo el AT es lo más útil. Sin esa luz se
pasará por encima de muchos textos sin encontrarle el significado oculto,
además del histórico, que contiene. Sin Cristo la Biblia se queda en historia y
geografía y a lo sumo en religión. Sin Cristo es el Libro de un país y no del
mundo. Por ejemplo, el salmo 18. Sin los eventos de Jesús David sólo es
historia personal, con Cristo es profecía. Las propias palabras de Jesús, por
ejemplo, la destrucción del templo. Sin la resurrección es una alusión al
edificio sagrado judío; lo mismo que las palabras de Caifás (Jn 11.49-51). El
tesoro de Dios es Jesús y el vaso de barro la Biblia.
Pablo hace notar
que la correcta interpretación de la historia de Israel es teológica y que ha
de ser tragada completamente dentro de un manantial de vida eterna y salvación.
Cuando se ve todo el sermón se nota que su deseo fue predicarles a Jesús, la
historia de salvación en Jesús; porque la existencia de Israel es para salvar
al mundo.
En el
intermedio, el cuerpo del sermón, en Jesús, les enseña que éste fue levantado
por Dios como Salvador a Israel (v. 23). Y éste Jesús fue exaltado por el popular
profeta Juan (vv. 24,25); (como de paso menciona su doctrina de
arrepentimiento) y aunque era un hombre extraordinario se consideró muy por
debajo del Jesús a quien él les anunciaba diciendo: "no soy digno de
desatar el calzado de sus pies".
2.- Según Pablo
avanza en su predicación, uno se da cuenta que la palabra de exhortación o de
ánimo, para él es palabra de salvación (v. 26), y desde una punta a la
otra lo que quiere es salvar a sus hermanos judíos. El apóstol continúa
avanzando en su mensaje; hace referencia al juicio de muerte de Jesús, a la
ignorancia bíblica de los gobernantes, y a la poderosa mano de Dios que lo
resucitó de entre los muertos (vv. 26-30), sin esforzarse en probarla como hizo
con los corintios, sino para dejarles saber que hubo muchos testigos que lo
presenciaron vivo y lo palparon.
Tampoco menciona
que se le apareció a él en el camino a Damasco, no hace referencia a su
conversión ni lo que él fue, supongo que, para no levantar prejuicios en su
contra, conociendo la sensibilidad judía contra los cristianos y
particularmente en contra de él; les habla como si fuera un predicador anónimo
reservándose su identidad.
3.- Todo el
sermón está lleno a referencias escriturales y su cumplimiento en Jesús, para
probarles que la esperanza aguardada por su pueblo al fin había llegado
(vv.32-41). Pablo, no por cobardía, pasa de largo su testimonio, por prudencia,
sin embargo, se introduce en una situación bastante difícil: el fracaso
israelita de la revelación de Dios. La incapacidad de la ley de Moisés para
conceder justificación de un pecador, “sabed esto hermanos que...por medio de
Jesús...perdón de pecados. Por medio de la ley de Moisés no pudisteis ser justificados.
En Jesús es justificado todo aquel que en él cree” (vv. 38, 39).
Va directo al
aspecto más sensible de la religión judía, que su querida Ley no es capaz de
justificarlos ante Dios por la incapacidad de ellos para guardarla; y los
invita a soltar las amarras del barco de las buenas obras y poner toda su
confianza en la muerte y resurrección de Jesús, el genuino Mesías, no conforme
a un liderazgo político sino teológico.
4.- Pablo se percata que la mayoría de ellos no estarán de
acuerdo con lo que dice y concluye con una severa advertencia de
juicio (v. 41), tomada del texto del profeta Habacub 1:5 cuando
habla de la destrucción del templo y la ciudad por los caldeos. La Septuaginta,
la Persa y la Siria, traducen un poco diferente. Volviendo al asunto, Pablo
estima que lo que dijo es suficiente para que crean o no, partiendo del drama
de la muerte y resurrección de Jesús, y yendo por él a los textos sagrados. Eso
es precisamente lo más grandioso, lo que le da fe a un puñado de ellos y aviva
el deseo en toda la ciudad de oír esa historia. La noticia más grande del
mundo: la muerte y resurrección del Mesías de Israel, y la inclusión de la
humanidad en esa esperanza religiosa.
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