La gira pastoral de Pedro
HECHOS 9:31-43
“31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea,
Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se
acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo. 32 Aconteció
que Pedro, visitando a todos, vino también a los santos que habitaban en
Lida. 33 Y halló allí a uno
que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era
paralítico. 34 Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana;
levántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó. 35 Y le vieron todos
los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.
36 Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que
traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que
hacía. 37 Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después
de lavada, la pusieron en una sala. 38 Y como Lida estaba cerca de
Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a
rogarle: No tardes en venir a nosotros. 39 Levantándose entonces
Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon
todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas
hacía cuando estaba con ellas. 40 Entonces, sacando a todos, Pedro
se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y
ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. 41 Y él,
dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la
presentó viva. 42 Esto fue
notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor. 43 Y aconteció
que se quedó muchos días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor”.
Fíjate en la gira pastoral de Pedro. La iglesia primitiva
sentía mucha admiración hacia Pedro. Era una época bella para las iglesias,
estaban creciendo en número y se fortalecían por el Espíritu Santo (v.31); los
miembros vivían la vida cristiana con toda tranquilidad y no había ninguna
oposición externa que frenara su crecimiento (esto duró poco tiempo). En ese
tiempo Pedro andaba como un pastor itinerante, visitando pastoralmente a los
hermanos que habían creído en Jesús, por si les pudiera servir con alguna
bendición. Tenía un gran corazón pastoral.
Pedro era amado por la iglesia y por donde pasaba dejaba bendición y a
los hermanos les gustaba tenerlo en sus hogares y alojarlo por varios días.
Aunque era un gran ganador de almas, el ministerio suyo era distinto al de
Pablo; Pedro era eminentemente un pastor, que haciendo bien a la iglesia la
acrecentaba en número. Un buen trabajo pastoral es evangelístico por proyección
espiritual. A Pedro, Jesús lo hizo pastor y no la clase de misionero que fue
Pablo, pero la iglesia crecía a través de sus miembros. Sus iglesias
estaban muy saludables y llenas del Espíritu Santo. Mayormente el punto de
contacto entre su ministerio y el mundo eran los hermanos cuyas vidas
transmitían el evangelio que aprendían de su boca. Estaban tan bien
pastoreados, tan bien cuidados, que se reproducían sin dificultad. Andaban en
el temor del Señor y el Espíritu las fortalecía. El gran crecimiento de la
iglesia era un fruto de un gran trabajo pastoral.
Llegó a Lida, con la intención de bendecir a los creyentes, y salió de
allí dejando la iglesia mucho mayor, no porque saliera a las calles y sinagogas
a predicar sino por el milagro que hizo en una casa. Eneas salió a la calle y
la gente que le conocía como un inválido se quedaba asombrada y le preguntaba
cómo había llegado a caminar; y él, con una sonrisa amplia en sus labios, les
hablaba de la iglesia y su ministro, llamado Pedro, diciendo: “Llegó a la ciudad
el hermano Pedro, y como en mi congregación todos me aman, le pidieron que si
podía orar por mí y sanarme, lo cual al verme inmediatamente hizo. Se puso
enfrente de mí y dijo: “Eneas Jesucristo te sana”, porque ya se lo había
pedido en oración al Señor y éste le había dicho que sí”.
Cuando la gente oía ese testimonio, corría inmediatamente a la iglesia
porque querían estar en una congregación donde los hermanos se amaran tanto,
mostraban cariño, tuvieran un pastor que orara por ellos, y para preguntar
quién era Jesucristo, del cual dependían para todo bien, lo cual ellos
gustosamente les explicaban.
Al visitar la iglesia oían el evangelio y se fascinaban con la
historia de Jesús, convirtiéndose a él y pidiendo ser bautizados, para
adorarle, disfrutarlo y estar en la compañía de aquella gente y su pastor. Esta
piadosa gira pastoral se convirtió en una campaña de evangelización donde la
gente iba a la iglesia no porque se le invitaba sino por ella misma, para
conocer al pastor y por sobre todo para enterarse más acerca de Jesucristo.
La gira continuó y de Lida pasó a Jope, porque enviaron por él los
hermanos, para que hiciera algo por una de las mejores hermanas de la
congregación que había acabado de fallecer y ellos, traspasados de dolor no se
conformaban con haberla perdido para siempre.
Nota que allí también halló una iglesia plena del Espíritu porque ni
teniendo una esperanza celestial se conformaban con la desaparición física de
sus miembros. Los hermanos pensaban que ella merecía seguir viviendo un poco más; la
iglesia no quería que se muriera. Sabía que había ido a la presencia del Señor,
que había ganado, pero la querían de vuelta. Cosa difícil habían pedido, hacer
bajar un alma de su disfrute eterno, traerla de nuevo del cielo a la tierra. Era
como pedirle al Señor que la castigara con su regreso al cuerpo.
Pedro no se atrevió a decirle: “Dorcas, levántate”; hizo lo mismo que
en Lida, se arrodilló y le pidió al Señor que si fuera posible la enviara de
regreso. No le dijo a Pedro: “Ella está mejor aquí, ha ganado, no le pidan que
regrese”; sino “está bien, que vuelva Dorcas y continúe haciendo túnicas y
vestidos para los pobres, si eso los hace felices, que se despierte como de un
sueño y no recuerde nada de lo que ya ha visto”.
Querían que ella volviera y presentaban como argumento las buenas
obras que dejaba como recuerdo suyo. Le mostraban sus tejidos y costuras.
No dejaba detrás de ella tristeza y problemas. Querían tenerla con ellos y que
continuara haciendo lo que hacía porque nadie mejor que ella para hacerlo. Les
había robado el corazón con su servicio. Pedro oró con los dolientes y el Señor
los consoló con su intervención. Su corazón pastoral se estremeció con aquel
cuadro, y debe haber llorado como Jesús ante la tumba de Lázaro. Una congregación
que tiene un pastor que ora por los enfermos y Dios lo oye, si es agradecida,
lo amará siempre.
Dorcas resucitada se convirtió en un sermón evangelístico. Por
una oración pastoral había regresado del cielo y no sólo para seguir tejiendo
sino para tener un ministerio más amplio, relacionado con la fe de los
incrédulos, para volver a la vida a los que estaban muertos en delitos y
pecados, traer fe a los incrédulos y a la iglesia a los que vivían ajenos a la
vida de ella.
No escribió un libro sobre su viaje al otro mundo, pero continuó en
el mismo lugar espiritual donde había muerto; tras la muerte no se
arrepentía de haber vivido entre aquella gente y haber pasado al otro mundo con
la fe en Jesucristo. Sobre su viaje al cielo no dijo nada, pero con su
testimonio quería decir: “Es muy seguro morir en la iglesia, es un lugar donde
nunca nos olvidan, no se celebran cultos para que yo pase de un estado de
ultratumba a otro sino para que vuelva a la tierra, y ahora que he regresado serviré
fervientemente a Jesucristo, no porque lo encontré al lado allá en la
eternidad sino porque es bueno que amplíe mi ministerio entre los incrédulos
y que nuestra iglesia se llene de nuevos convertidos”.
Quizás ahora se le veía más en las calles, en las casas que detrás de
una máquina de coser o con agujas de tejer en sus manos. Enseñaría a otras
hermanas a coser y tejer y ella, con el impulso que traía al haber bajado del
cielo, exhortaba a la gente para que se hiciera cristiana y se bautizara.
Desarrollaba un ministerio más relacionado con la eternidad que con el amor al
prójimo. El impacto en el mundo fue el mismo que en Lida, gran número de
personas al saber la historia de ella por sus labios o por la iglesia hacían lo
mismo, iban a la congregación y hacían muchas preguntas y veían cómo vivían
ellos, quedándose con el grupo y pidiendo bautizarse en el nombre de
Jesucristo.
Resumiendo, ¿por qué Dios concedió los deseos de estos hermanos y
envió un alma que gozaba su vida eterna a la prisión de su cuerpo? Por Pedro
y el evangelio de Cristo. Dios tenía
un propósito con Pedro y el mundo. Sin ofender a nadie porque sé cómo se fundó
la iglesia en Antioquía, por favor, no son los miembros de la iglesia ni las
vivencias de la congregación lo que está más cerca del plan de Dios en la
cadena de salvación del mundo, sino el ministerio pastoral y el evangelio que
se anuncia. Son las niñas de los ojos de
Dios. La oración de él fue oída y a petición de él fue que ella regresó.
¡Oh Dios, que tu iglesia aprenda lo importante que es para ella y para
el mundo el pastor y su ministerio! El corazón de la iglesia es el pastor y su
evangelio; por ellos dos fue que Dorcas volvió a la vida y los hermanos se
consolaron. Dios, por medio de la gira pastoral de Pedro nos muestra cómo puede
alcanzar al mundo, por medio de la iglesia que tiene contacto con la vida y
enseñanzas de un hombre verdaderamente llamado por él. Oh Señor, que tus
iglesias amen el ministerio pastoral que dentro de ella se hace.
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