Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2011

Formas providenciales de sustento

“Y comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año” (Jos.5:12). Los hijos de Israel nunca más tuvieron maná; ya no lo necesitaban, el vagabundeo milagroso había concluido y al entrar a la tierra de promisión las ventanas del cielo se cerraron y no vieron más vieron el precioso alimento, a no ser el guardado en lugar sagrado una urna. Una nueva época había comenzado, y no podrían volver atrás a los antiguos tiempos en que cual lluvia caía la bendición angelical. El ciclo estaba cerrado. El tiempo de sostenimiento especial había expirado y el sol no volvería atrás. Pero les quedaban en la memoria experiencias inolvidables, buenas y malas, todas ellas con Dios. Impresionantes apostasías. Los egipcios se habían vuelto a su país, los que siguieron al grupo salvado cuando oyeron que peregrinarían por cuarenta años pusieron pie en retroceso. Fue un alivio porque aquellos no regenerados causaban molestias a los que caminaban en el Espíritu. Ellos fueron los que trajeron a la memori

El arrollador Jesús

Estoy leyendo el libro de mi amigo Mike,   Am I Really a Christian? (9marks) by Mike McKinley , donde compara la fama de John Lennon con la de Jesús, y demuestra históricamente como el honor y la popularidad del Señor contin ú a, con un propósito u otro, mientras que la del primero, casi sobrevive sólo   en unas cuantas memorias. "En 1966, John Lennon asombró a todos cuando con arrogancia dijo que los Beatles eran más populares que Jesús. La arrogancia de este hombre asombró a muchos, aunque ¿en realidad en tal momento en la historia lo eran? Los Beatles se encontraban en una exitosa época de fama mundial que en muy pocos rara vez han podido ser vista. Desde una perspectiva más amplia, por supuesto, la fama de este hombre perduró poco. Unos 50 años después la vida y carrera de este personaje ya habían sido relegadas al polvoriento depósito de la historia consultada solamente por la nostalgia y la curiosidad, y en última instancia toda ella reducida a los anuncios comerciales

¡Qué fastidio es ir al culto!

 Malaquías 1: 10-14 10 ¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda. 11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos. 12 Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa de Jehová, y cuando decís que su alimento es despreciable. 13 Habéis además dicho: ¡ Oh, qué fastidio es esto ! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová. 14 Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.

La Biblia se ríe de los que no creen en ella

Mateo 2:1-12   “Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron…   pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino”. Los hijos de luz podrán ser ingenuos y engañárseles, pero a Dios jamás. La inteligencia y protección de la iglesia no se halla tanto en la habilidad de sus ministros para conducirla como en la revelación de Dios. Los magos escapan de las tenazas de Herodes y regresan ilesos. La mejor defensa de la iglesia no es la espada de sus príncipes sino la espada de la palabra de Dios. No fue por la perspicacia de ellos ni porque siendo astutos sospecharan; fue Dios mismo quien se burló de él. Jerusalén y Herodes fueron testigos de la llegada al m

Si quieres tener fe en Dios

Mateo 2:1-12 “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel”. Fíjate que las luces naturales de la creación te pueden aproximar a un Dios personal. Los magos, o astrólogos, estaban convencidos que aquella estrella era su estrella. En realidad no era una estrella porque estaba cerca y aparecía y desaparecía. Todas las estrellas son de Dios. Todos los soles. El universo es de Dios. Un medio q

El amigo de los pecadores, y pariente más cercano

Mateo 1:1-17      1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.   2 Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.   3 Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. 4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón.   5 Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí.  6 Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. 7 Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. 8 Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías.   9 Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías.   10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. 12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel.  13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim