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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Lo que Pablo dijo y lo que hubiera dicho

“ 11 Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano. 12 Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo. 13 Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne. 14 Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo. 15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. 16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios. 17 De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.  18 Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén ” (Gálatas 6: 11-18). Tratando de penetrar en el pensamiento de Pablo a través de sus palabr

Jesús sabía sufrir

Hebreos 12: 1-11 “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante,   puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe; quien por el gozo que tenía por delante sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. Considerad, pues, al que soportó tanta hostilidad de pecadores contra sí mismo, para que no decaiga vuestro ánimo ni desmayéis. Pues todavía no habéis resistido hasta la sangre combatiendo contra el pecado. ¿Y habéis ya olvidado la exhortación que se os dirige como a hijos? Hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor ni desmayes cuando seas reprendido por él. Porque el Señor disciplina al que ama y castiga a todo el que recibe como hijo. Permaneced bajo la disciplina; Dios os está tratando como a hijos. Porque, ¿qué hijo es aquel a quien su padre

Los que se infiltran encubiertamente

Judas 1: 3, 4 “ 3 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos.   4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. ". Cuando dice "nuestra común salvación" quiere decir la mía y la de otros; cada cristiano debe ser un apologista de las doctrinas de la salvación; no sufrir impasiblemente la corrupción de la verdad sino defenderlas ardientemente (Apc. 2: 2). Algunos no querían participar en esa clase de lucha (G.a 1: 8, 9). Se fingieron ser ortodoxos y cuando estuvieron dentro atacaban la verdad (2 Co. 11: 26; Ga. 2: 4). La iglesia les hacía un examen teológico a los nuevos miembros y a sus maestros

El cristiano es como el viento

Marcos 2: 21, 22 “Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierde el vino y también los odres; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos”. El cristianismo enseñado por Jesús es una doctrina de libertad; tiene sus orígenes dentro del judaísmo, pero no es lo mismo. El judaísmo aunque está lleno de promesas para el mundo no fue hecho para el mundo sino para los judíos; si queremos usar la ley judía los gentiles hay que interpretarla por el evangelio y no a la inversa pero si mezclamos la ley de Moisés con el evangelio, el evangelio se pierde. El evangelio debe echarse en moldes nuevos, en nuevas formas de vivir la vida de Dios y nuevas formas de adoración. Todavía es algo nuevo, hermoso, vivo, lleno del Espíritu Santo, alegría y vida. El evangelio no es la ley de Moisés sino la ley de Cristo (1 Co. 9:21). Dos cosas de las cuales hay que librarse como ritual , del ayuno y del día de reposo o sábado. Cristo es el Señor (vv.10, 27). El a