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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Estoy buscando una aguja en un pajar

Walky y yo hace un año salimos todas las semanas a repartir tratados en las calles y mercados. Hemos hablado a muchos. Hemos sido bendecidos con un grupo de inconversos, pequeño para tantos, a los cuales en un apartamento predico los domingos. ¿Una sola de esas vidas no vale nuestro trabajo? ¿No es un gran acontecimiento que el Espíritu Santo haya bajado del cielo y regenerado algunos? ¿No es un preciosísimo milagro que Cristo haya justificado un puñado de esos jóvenes centroamericanos? ¿No cantan gozosos los ángeles por un pecador que se arrepiente? ¿Y por quince o veinte? Y ¿en qué iglesia el domingo en la mañana hay 10-15 visitantes inconversos? Es raro que los hermanos lleven convidados ese manojo de almas. ¿No está Cristo donde haya dos o tres reunidos en su nombre? ¿No predicó Pablo en Roma en una casa alquilada? ¿Por qué yo no en un apartamento alquilado, los domingos? ¿Dónde se sentaba él sino en el suelo? Yo estoy mejor, me siento en una silla y un grupo en círculo me m

Los que suben al pináculo de la iglesia

“9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo , y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; 11 y, En las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios ” (Lucas 4:9-12). No se metan en una situación de riesgo pensando que Dios enviará a sus ángeles como socorro y todo saldrá bien. Los que suben alto, hasta el pináculo de la Iglesia, tengan cuidado el diablo no los eche abajo; en esos momentos cuando se hallen en la cumbre, arrodíllense y oren porque allá arriba soplan los vientos más fuertes que abajo, que en la vida del cristiano ordinario. Nunca como antes deben ser prudentes y velar y orar que cuando se ha crecido en utilidad. Hay pasos a esas alturas que no deben dar, hay decisiones que no deben tomar, ni siquiera pensar en ellas; no hagan ningún movimiento que los saqu

Santidad pastoral

Éxodo 28:38 “Y estará sobre la frente de Aarón, y Aarón quitará la iniquidad de las cosas sagradas que los hijos de Israel consagren en todas sus ofrendas santas; y la lámina estará siempre sobre su frente, para que sean aceptas delante del Señor”. No hay favor más grande que me haya hecho Jesucristo en toda mi vida que haberme limpiado de mis pecados con su sangre, ni más inmerecido que lo continúe haciéndolo. Ninguna otra cosa deseo tanto como ser puro, perdonado y justificado de mis iniquidades. Es una exigencia de mi vocación y un grito de mi salvación. Como ministro sé que me puedo olvidar de toda bendición real sobre mi trabajo si no vivo santamente porque el Dios que me emplea no oirá mis oraciones, ni prosperará mis labores sin poder hacerme "participante de la naturaleza divina". Separado de él nada podré hacer. Spurgeon dijo: “Ninguna otra cosa Dios bendice tanto como nuestra semejanza con Cristo”. Después de haber pasado casi toda mi vida predicando

Es mejor ser un buen laico que un mal pastor

“Al entrar El en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que lo dejara acompañarle. Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y cómo tuvo misericordia de ti” (Marcos 5:18, 19) . Jesús sabía que cuando los familiares vieran el cambio operado en él, y los vecinos lo mismo, podrían entusiasmarlo para que se convirtiera en apóstol, evangelista o predicador. Supongo que por eso le encargó que circunscribiera su auditorio a la familia, y que con ella tendría un rotundo éxito. Los hijos, la mujer, los primos, y si como Pedro, la suegra estaba por allí, también predicarle a ella. Fue preciso el Señor cuando le dijo “ve a tu casa y los tuyos”. No le dijo que fuera de puerta en puerta por todo el barrio o que izara un púlpito en la cuadra siguiente, ni que ingresara a un seminario y se hiciera pastor. Muchos pecados perdonados no implican un llamamiento al ministerio. Una gran con

Mentalidad victoriosa

“No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán” (Mateo 28:10). Si hubieras estado allí oyéndolo habrías recibido la mentalidad victoriosa que Jesús quiso que sus amados hermanos tuvieran, por la esperanza misma, para que enfrentaran por el testimonio suyo, sin miedo, la muerte. ¿Has observado cuántas veces en estos últimos capítulos se dice: No temáis? No temáis a la muerte, ya podéis cantar y vivir sin sustos y malos presentimientos porque morir será una experiencia distinta con sabor a salvación, si podéis verme a mí en ella. No penséis que entráis a las sombras ni que caeréis en un pozo sin fondo porque dirigiréis vuestros pasos hacia una mansión de luz. Es sorbida en victoria (1 Co. 15:54). Cámbiele el nombre a la muerte y llámenle partida, sueño, pero nunca término, porque es vía. ¿Te asusta ir adonde está Jesús? Ya no es un monstruo sino un ángel de luz, ya no llores, ella te sonríe, te besa. Es amable porque nos hace el favor de deshacern